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2.3.1. La entrevista

En la entrevista televisiva, a los elementos puramente conceptuales se añaden un conjunto de datos complementarios perceptibles/audibles/visibles por el espectador. El informador de TVE deberá tener en cuenta que la voz, la entonación, la cadencia, los titubeos, los silencios, la vestimenta, el movimiento de las manos, la forma de mirar, la gesticulación del invitado (y del entrevistador) y las actitudes desempeñan una función determinante en el devenir de la entrevista, hasta el punto de condicionar e incluso, en ocasiones, eclipsar el discurso del protagonista. Todos estos son indicadores de personalidad que contribuyen poderosamente a la credibilidad del personaje -y del informador- y de su discurso.

2.3.1.1. Justificación de la entrevista

Las motivaciones para entrevistar a una persona pueden ser diversas si bien las más comunes son obtener información sobre un hecho determinado, conocer las opiniones de una persona sobre un hecho sucedido -o que vaya a suceder- y realizar una semblanza de un personaje. En todas las circunstancias, lo más importante de la entrevista son las respuestas, puesto que el objetivo no es otro que el de informar a los ciudadanos. El personaje elegido, bien por el hecho de serlo o bien por lo que diga o pueda decir, debe responder al interés público y a la actualidad; el espectador debe percibir la idoneidad del personaje entrevistado. Por tanto, una de las obligaciones de los profesionales de TVE será justificar debidamente ante la audiencia la presencia del personaje elegido.

2.3.1.2. La entrevista en directo en los informativos diarios

En informativos diarios, la entrevista suele utilizarse ante circunstancias o noticias de repercusión social y con personajes cuya presencia otorgue prestigio al informativo y a la cadena. Suelen ser entrevistas breves y la finalidad es que el entrevistado responda con claridad a una o dos cuestiones esenciales. Para ello, será imprescindible que el informador formule las preguntas con la misma claridad y brevedad que demanda al entrevistado.

Recomendaciones básicas

  • Intentar captar el interés desde la primera pregunta.
  • Evitar preguntas en las que se exponga la respuesta.
  • Formular preguntas directas para atraer la atención del entrevistado y del espectador.
  • Formular las preguntas con la mayor claridad posible, evitando dudas y titubeos así como formulaciones largas y rebuscadas.
  • Evitar formular dos o más preguntas seguidas.
  • Evitar el uso de los latiguillos ¿no es así?, ¿no es cierto?, ¿no es verdad? y todas sus variantes.
  • Evitar tópicos como: ¿cómo valora usted?, ¿cómo se siente ante esta situación?, ¿qué tiene que decir..?, etc.
  • Evitar los alardes innecesarios de conocimiento sobre la materia y/o personaje objeto de la entrevista.
  • Evitar confundir dos actitudes muy distintas: ser incisivo y ser agresivo. Lo idóneo es que el entrevistador transmita al espectador la sensación de equilibrio, mesura y profesionalidad o, dicho de otro modo, independencia y credibilidad.
  • Si se debe interrumpir al entrevistado, conviene esperar que se produzca una pausa natural.
  • Controlar los gestos ante el entrevistado.
  • No tomar parte en el debate, sólo hacer preguntas.