3.3.2 La crónica
Es una representación sonora de la realidad en la que el periodista realiza la narración desde el lugar de los hechos, desde donde describe, cuenta y contextualiza los acontecimientos aportando un estilo personal.
En cuanto a recursos, la crónica se articula habitualmente a través del monólogo, priorizando el valor de la propia palabra, las voces grabadas de los protagonistas y los sonidos que puedan reforzar la representación sonora de la realidad.
El informador debe garantizar rigor expositivo y técnico, planificar el contenido y la estructura de la presentación, aún cuando se elabore una crónica mientras los hechos se están produciendo.
El texto de la crónica tiene que adoptar un estilo oral: elaborado no para ser leído sino para ser contado con un lenguaje sencillo y claro en el que cada palabra ayude a entender lo más directamente posible el hecho que se pretende contar.
La celeridad que puede rodear la elaboración de una crónica no impedirá que el informador limite su aportación a juicios que tengan reflejo en los hechos acaecidos, evitando sentenciar, calificar, enjuiciar o descalificar. Los elementos valorativos de la crónica deben ser justificados por el periodista.
Es recomendable no terminar la crónica con un testimonio o corte.